Paul Giudicelli cumple 100 años Mi tío Pol era diferente a los demás tíos, no reía mucho, pero cuando lo hacía su sonrisa inundaba el espacio. Taciturno, de pocas palabras y mirada perdida en el horizonte. Nunca le vi un pelo en la cabeza ni decir una palabra de más. Todos los días se refugiaba en su cueva de las maravillas donde lienzos desnudos le retaban, pasaba horas combinando colores, mezclando nuevos elementos, borrando trabajos que consideraba no alcanzar lo que su imaginario le dictaba. Leer más |
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